¿QUÉ ES Y CÓMO SE REALIZA LA GALVANIZACIÓN?

Publicado: 28 mayo, 2017

Como hemos mencionado anteriormente en este blog, utilizar lámina acanalada en el sector de la construcción ofrece muchas ventajas sobre otro tipo de cubiertas. Sin embargo, para que realmente resulten funcionales es necesario que se tomen en cuenta ciertos factores a la hora de elegir las que emplearemos en nuestro proyecto, siendo uno de los principales su proceso de fabricación.

Durante décadas, las láminas galvanizadas se han posicionado como las favoritas en el sector de la construcción debido a que presentan gran resistencia a la exposición a la intemperie. Es bien sabido que la humedad es uno de los principales enemigos de las construcciones metálicas, pues contribuye al proceso de oxidación que las daña y reduce su tiempo de vida, pero por los procesos de galvanizado a los que se someten las láminas metálicas esto ya no representa mayor problema y se pueden emplear como cubiertas en cualquier tipo de construcciones, desde residenciales hasta industriales.

El objetivo de someter una superficie de metal a un proceso de galvanizado o galvanización es precisamente protegerla de la oxidación, la que se da a partir de una reacción del metal y oxígeno en el aire y que, como ya mencionamos, deteriora, corroe y reduce el tiempo de vida de los elementos metálicos. La galvanización consiste en aplicar, por diferentes técnicas, capas de zinc a metales como el aluminio o el acero para hacerlos más resistentes a la corrosión. En este punto podríamos cuestionarnos por qué el zinc, que también es un metal, resiste de mejor manera a la corrosión, tanto que se emplea para proteger otros metales de los procesos de oxidación. La respuesta se encuentra en las características del zinc como elemento químico, pues es menos noble que otros metales y más oxidable, lo que lo hace más estable.

Si bien, una lámina acanalada con recubrimiento de zinc estará más protegida al estar expuesta a la intemperie que una que no cuenta con este recubrimiento, el nivel de protección depende completamente del espesor de la cubierta y del proceso mediante el cual se le aplicó, es decir, del método empleado para galvanizarla. Es importante tener esto en consideración, pues de ello depende que una lámina sea más o menos adecuada para emplearse en entornos que presentan condiciones extremas, por ejemplo, en una nave industrial o en edificaciones marítimas que se caracterizan por tener alta concentración de ácidos.

La galvanización de metales se puede realizar por diversos procesos pero son cuatro los principales: galvanización en caliente, galvanización en frío, galvanizado por laminación y zincado electrolítico.

En el galvanizado en caliente se aplica el recubrimiento al sumergir la pieza metálica en zinc fundido a una temperatura aproximada de 450 °C, temperatura que desata una reacción química entre el metal y el zinc. Esta reacción se llama difusión y permite la creación de varias capas de aleación entre los materiales que intervienen en ella, siendo las capas más superficiales las que presentan mayor concentración de zinc. El galvanizado en caliente se regula por la norma ISO 1461 en cuestión de espesor y nivel de adherencia que debe presentar la pieza sometida al proceso.

Por otra parte, en el galvanizado en frío se aplica el recubrimiento de zinc a través de brochas o pistolas. El método se emplea para reparar piezas galvanizadas en caliente que presenten daños por cortes, erosión, soldadura o quemaduras, para proteger soldaduras y para recubrir algunas estructuras de acero. Es indispensable que se emplee un material que presente al menos un 95% de zinc en su composición y que ofrezca buena conducción eléctrica, características necesarias para que el galvanizado sea efectivo.

El galvanizado por laminación es un tipo de galvanizado en caliente pero aplicado exclusivamente a láminas de acero. En este proceso se sumergen las láminas de acero en crisoles que contienen zinc fundido para darles una gran resistencia a la corrosión, característica que incrementa el tiempo de vida útil del material y que además reduce las exigencias de mantenimiento continuo a las láminas.

Finalmente, el galvanizado por zincado electrolítico es un proceso en el que se aplican sales metálicas en combinación con otros elementos a la superficie metálica. Estos elementos son tensoactivos, agentes reductores y agentes abrillantadores que mediante la transferencia de iones entre la solución de las sales metálicas y la superficie, forman una capa altamente resistente a la corrosión. El zincado electrolítico se realiza con un equipo especial que transforma la corriente alterna a corriente continua y que cuenta con placas de cobre, níquel o zinc para hacer posible la transferencia de los iones metálicos entre las piezas metálicas a galvanizar y la solución empleada para hacerlo.

Además de emplear estos procesos en una lámina acanalada, la galvanización o galvanizado se utiliza en construcción de vallas de protección, barandillas, armaduras eléctricas, escaleras, andamios, rejillas electrosoldadas, subestaciones eléctricas, en torres, en instalaciones industriales, en invernaderos, en estadios construcciones navales y ferroviarias, así como en mobiliario urbano, entre muchos otros elementos que forman parte de nuestra vida diaria. El uso del galvanizado es bastante amplio pero en todo caso, sus características deben responder a las funciones para las que se ha destinado y al tipo de entorno en que se empleará.

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